He estado con la familia de vacaciones en Unquera, una zona muy tranquila y con muchas posibilidades para la pesca, tenía la opción de la ría del Deva o la de buscar las lubinas tanto en la desembocadura, como en las playas más próximas.

Me coincidieron mareas vivas y con pleamares en plena noche, lo que me hacia más atractiva la pesca nocturna tiene algo especial. En la primera noche, aparte de la cantidad de mosquitos que había,  tuve muchas picadas de pescado pequeño, tanto las gusanas de coco, como los langostinos, gambas o muergos se los comían sin dar tiempo a que el pescado más grande, tuviese la oportunidad de llegar al cebo. 

Quedaba una hora para amanecer y en la pleamar cesaron las picadas, ya pensaba que la actividad había acabado, pero una gran picada me hizo pensar que aún podía hacer algo. En esta picada, saque el codal cortado justo por encima del anzuelo, una pena porque saco mucho hilo del carrete hasta que clavé.

A los 10 min, misma historia, la caña se torcía con violencia y el freno del carrete me decía que algo de buen tamaño había picado, clavé y a disfrutar. Con un equipo bastante ligero, la lucha de unos minutos se me hizo intensa. Tuve la ayuda de un pescador que le metió la sacadera y pude ver lo que tenia al otro lado del sedal, un buen ejemplar de sargo breado, real o hurta, como le dicen por la zona.

DSC01021 

El primer contacto no había estado mal, un buena pieza y buenas sensaciones para los próximos días.

DSC01022

Me habían hablado muy bien de esta zona para tentar las lubinas. Le veía una ventaja grande, ya que no tenía que estar toda la noche en vela, con llegar al cambio de luz a la playa, era más que suficiente.

Ahí estaba yo, la playa para mi solo, el cielo empezaba a vislumbrar alguna nota de luz, mi caña de spinning y todas las ganas del mundo para comprobar si había lubinas por la olas.

DSC01027

Al segundo lance, si si al segundo, y con la elección de un popper como señuelo, traía el artificial cuando veo un ataque fallido a unos 20 metros y que sigue por detrás sin conseguir clavarse. Ya casi en la orilla un nuevo ataque y ahora si, clavo y consigo poner en tierra mi primera lubina.

DSC01032

Que ilusión me hacía, la verdad, porque me encanta pescar truchas con artificiales pero siempre que voy al mar y veo que hay golpe, me inclino por sarguear en vez de cacear.

DSC01029

Ahora si que estaba motivado, aunque me hace falta poco para ilusionarme y sin una picada más en toda la mañana, ya tenia ganas de volver al día siguiente.

Tras un día de descanso, me encontraba nuevamente al alba en la playa pero en esta jornada me acompañaba mi suegro, que también con muchas ganas, lanzaba y lanzaba a la espera del ataque.

DSC01062

De nuevo, era mi popper que tanta confianza me daba, el que recibía el esperado ataque, también la picada muy próxima a la orilla, esta era más grande y la lucha que ofreció fue más intensa.

DSC01064

Tras vararla en la arena, de nuevo buenas sensaciones por la pieza, la verdad que es algo especial conseguir una lubina, que más podía pedir, amanecer en el mar, capturas y luego todo el día con la familia.

DSC01061

Los días de pesca se acabaron, pero con ganas de volver, la próxima vez descubriré nuevos pesqueros y espero encontrar alguna puesta para sarguear, de todos modos ha sido un placer poder practicar estas modalidades de pesca, en entornos tan privilegiados.

 

Hasta pronto…

 

Hace días que no publicaba una entrada, ya que han sido un par de meses muy ajetreados y que nos han privado de practicar la pesca asiduamente. Aun así, no se va de nuestras cabezas y por ello, cada vez que tengo tiempo salgo en busca de capturas.

He estado varios días visitando los embalses riojanos, este año están muy altos de caudal y por ello las zonas para buscar las truchas las sitúo en las entradas de ríos que nutren de agua a estos embalses.

Los amaneces y atardeceres son las mejores horas para esta pesca, a estas horas las truchas están mas confiadas, generalmente más activas y ante nuestros señuelos se mostraran mas agresivas.

DSC00958

Estos escenarios sirven a las truchas para alimentarse más fácilmente, la concentración de loinas, barbitos de montaña y bermejuelas, hacen casi exclusiva su dieta diaria.

DSC00956

La primera captura se produjo al poco tiempo de llegar, tras el lance, unos golpes en la recogida, noto el ataque y la clavada es fuerte. Tras una lucha consigo meter en la sacadera este bonito ejemplar de trucha.

DSC00954

DSC00949

Una vez tomadas las fotos, su captura y su suelta fue un éxito, esperemos verla pronto.

Segundo día y mismo escenario. El amanecer como punto de partida, solo los ladridos de los corzos rompen el silencio, a pesar de la calma que reina, sé que debajo de las aguas las truchas están al acecho de cualquier presa.

Para estos primeros momentos del día, suelo utilizar señuelos más grandes, más llamativos, aunque la aguda vista de la trucha no pasaría desapercibido seguramente otro señuelo.

DSC00959 

Otra vez, en los primeros lances se produce el ataque, una buena picada, el freno del carrete suena y hace que salga hilo con facilidad ante las primeras envestidas.

Intento que la trucha no busque refugio en las raíces de los arboles y en los troncos hundidos que pueblan la orilla y que sirven a su vez de refugio a los pececillos.

En este día me acompañaba mi padre, lo que me sirvió para que él, ayudado por la sacadera, pusiera la trucha en tierra.

DSC00962

DSC00964

Preciosa trucha la que tenia en mis manos, con esas franjas marcadas y esos tonos marrones tan característicos. Un par de fotos y rápidamente la metería en el agua agarrándola de la cola para oxigenarla, una vez que esta bien, ella se va lentamente al fondo del lecho.

El resto de la mañana ni rastro de truchas, una vez salen los primeros rayos del sol, la actividad de estos depredadores baja significativamente.

Estas han sido las dos últimas salidas, con buenas sensaciones en esta modalidad, pronto estaré en la costa y espero repetir sensaciones con alguna lubina.

 

Hasta pronto….