He estado con la familia de vacaciones en Unquera, una zona muy tranquila y con muchas posibilidades para la pesca, tenía la opción de la ría del Deva o la de buscar las lubinas tanto en la desembocadura, como en las playas más próximas.

Me coincidieron mareas vivas y con pleamares en plena noche, lo que me hacia más atractiva la pesca nocturna tiene algo especial. En la primera noche, aparte de la cantidad de mosquitos que había,  tuve muchas picadas de pescado pequeño, tanto las gusanas de coco, como los langostinos, gambas o muergos se los comían sin dar tiempo a que el pescado más grande, tuviese la oportunidad de llegar al cebo. 

Quedaba una hora para amanecer y en la pleamar cesaron las picadas, ya pensaba que la actividad había acabado, pero una gran picada me hizo pensar que aún podía hacer algo. En esta picada, saque el codal cortado justo por encima del anzuelo, una pena porque saco mucho hilo del carrete hasta que clavé.

A los 10 min, misma historia, la caña se torcía con violencia y el freno del carrete me decía que algo de buen tamaño había picado, clavé y a disfrutar. Con un equipo bastante ligero, la lucha de unos minutos se me hizo intensa. Tuve la ayuda de un pescador que le metió la sacadera y pude ver lo que tenia al otro lado del sedal, un buen ejemplar de sargo breado, real o hurta, como le dicen por la zona.

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El primer contacto no había estado mal, un buena pieza y buenas sensaciones para los próximos días.

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Me habían hablado muy bien de esta zona para tentar las lubinas. Le veía una ventaja grande, ya que no tenía que estar toda la noche en vela, con llegar al cambio de luz a la playa, era más que suficiente.

Ahí estaba yo, la playa para mi solo, el cielo empezaba a vislumbrar alguna nota de luz, mi caña de spinning y todas las ganas del mundo para comprobar si había lubinas por la olas.

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Al segundo lance, si si al segundo, y con la elección de un popper como señuelo, traía el artificial cuando veo un ataque fallido a unos 20 metros y que sigue por detrás sin conseguir clavarse. Ya casi en la orilla un nuevo ataque y ahora si, clavo y consigo poner en tierra mi primera lubina.

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Que ilusión me hacía, la verdad, porque me encanta pescar truchas con artificiales pero siempre que voy al mar y veo que hay golpe, me inclino por sarguear en vez de cacear.

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Ahora si que estaba motivado, aunque me hace falta poco para ilusionarme y sin una picada más en toda la mañana, ya tenia ganas de volver al día siguiente.

Tras un día de descanso, me encontraba nuevamente al alba en la playa pero en esta jornada me acompañaba mi suegro, que también con muchas ganas, lanzaba y lanzaba a la espera del ataque.

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De nuevo, era mi popper que tanta confianza me daba, el que recibía el esperado ataque, también la picada muy próxima a la orilla, esta era más grande y la lucha que ofreció fue más intensa.

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Tras vararla en la arena, de nuevo buenas sensaciones por la pieza, la verdad que es algo especial conseguir una lubina, que más podía pedir, amanecer en el mar, capturas y luego todo el día con la familia.

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Los días de pesca se acabaron, pero con ganas de volver, la próxima vez descubriré nuevos pesqueros y espero encontrar alguna puesta para sarguear, de todos modos ha sido un placer poder practicar estas modalidades de pesca, en entornos tan privilegiados.

 

Hasta pronto…

Comments (2)

On 14 de agosto de 2013, 10:37 , Josiño dijo...

No han estado mal las salidas, pues has tocado escama.
El sargo real una chulada, que por mi tierra aún no he visto.
Y qué te voy a decir de una lubina pescada en superficie ... pues que es una gozada.
Enhorabuena por las capturas y a disfrutar con la familia.

Saludos.

 
On 14 de agosto de 2013, 13:54 , Chema San Martín Fernández dijo...

Hola Josiño, pues si como bien dices es una gozada y mas si no estas tan acostumbrado a estas capturas, el sargo real es el primero que saco y como tiraba!!

Un abrazo !!!