Como relataba en la anterior entrada, en los días de semana santa, dediqué varias jornadas a la pesca con distintos resultados. En la pesca del sargo no obtuve a penas resultados, no quita para que disfrutara como siempre.

Os contaré las jornadas dedicadas a mis queridas truchas en el inicio de la temporada.

Ya tenia ojeado el río varias veces en distantes fases del día conocía un poco en que periodo las truchas estaban más activas en medias aguas o comiendo cuando había eclosiones. Aún así este años con las crecidas era más complicado verlas comer en las en las corrientes y para eso me tenía que ayudar de las gafas polarizadas.

Si bien el día 5 de abril se iniciaba el periodo de pesca días antes el río había perdido caudal, con lo que pude ver varias truchas alimentarse. El momento llegaba y los preparativos de montaje en el invierno habían rellenado mis cajas de imitaciones.

Me decante por dos ninfas en un 14, la eclosiones de efémeras y bétidos son dominantes en los primeros días.

La mañana salió con temperaturas bajas y bastante viento, cuando me acerque al río apenas vi alguna trucha en las tablas. Me aproximé hasta un pozo y más de lo mismo, decidí esperar apostado en una zona alta donde divisaba una chorrera.

Los primeros rayos del sol entraban en el río y pronto una bonita trucha se situaba para comer.

 

Solo una trucha a lo largo de la mañana aunque en anteriores paseos por el río había contemplado muchas más, la belleza de esta trucha bien valía la pena observar y dar por buena la jornada.

El día siguiente fue otra cosa. La temperatura había subido unos diez grados, sin viento, con actividad en el río muy temprana y con bastantes invertebrados emergiendo.

Las primeras truchas a ninfa no tardaron en salir.

El caudal del río seguía alto pero el agua mucho más clara, con bajos de línea 0,10 clavaba lance tras lance.

En los ejemplares más grandes y con la ayuda del freno evitaría más de una rotura segura.

Unas preciosas peleas me depararon estas truchas trabajándolas con mimo para llegar a la red lo mejor posible. Situándonos lo más cerca posible del pez, es obvio que menos distancia tiene a la sacadera. Menos obstáculos hay y aunque el equipo sea muy ligero a veces podemos hacer ciertas maniobras para meter el pez en pocos segundos. En las distancias cortas ejercemos más control sobre el pez y por ello mayor posibilidad de éxito.

Tras la pesca a ninfa probé bien entrada la mañana con el spinning, tan solo quería mojar un poco mis vinilos, pero al cabo de pocos lances una buena picada ponía en máxima tensión mi línea. Se notaba que un día después sí estaban!!!

En esta ultima foto tuve un pequeño accidente, colocándome un piercing en la mano, el anzuelo me traspaso, arpón incluido lo que significa que si no llevamos unos buenos alicates, casi seguro pasaremos un mal rato. Por suerte siempre los llevo, cortas el anzuelo y solucionado.

 

Hasta pronto…

 

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